La mina de O Viso en Ramirás.
ENCUADRE
GEOGRÁFICO
La zona de estudio que abordamos se localiza en el
suroeste de la provincia de Ourense, en el término municipal de Ramirás, al
norte de la localidad de O Viso, emplazada en la vertiente meridional del valle
del río Arnoia, el cual discurre de sureste a noroeste unos 150 metros al noreste de
la zona minera. Se trata de unos terrenos sin actividad agrícola ni ganadera,
aunque se distinguen antiguos bancales abandonados e incluso un camino carretero
sobre un muro de contención de datación desconocida. El citado río Arnoia es
afluente por la izquierda del Miño, y desemboca en él unos 15 kilómetros al
noroeste de la mina estudiada.
CONTEXTO
GEOLÓGICO.
Según la cartografía geológica consultada, en la
zona aflora un granito de dos micas, en el cual intruyen diques de cuarzo y un
dique de lamprófido, y al oeste aparecen esquistos pertenecientes al Grupo
Santa Baia El granito presente en la zona es un granito de dos micas
moderadamente leucocrático.
La observación de la geología in situ es difícil debido a la escasez de afloramientos, y a la
presencia de abundante vegetación y de una capa considerable de restos
orgánicos sobre la superficie del terreno. Por otro lado el granito se
encuentra bastante alterado, casi en su totalidad a grado V (roca completamente
meteorizada). Los diques de cuarzo no los hemos podido observar in situ y solamente hemos observado
cantos sueltos. El dique de lamprófido lo hemos observado solamente en tres
puntos.
Lo que se aprecia mayoritariamente en la zona es
la presencia de material arenoso-arcilloso de diferentes tonalidades con cantos
rodados de cuarcita de tamaños desde 1 a 5 centímetros. Estos
materiales los interpretamos como terrazas fluviales del río Arnoia, situado 150 metros al noreste y
encajado unos 50 metros.
Estos materiales detríticos los hemos localizado formando dos terrazas, una al
noroeste de unas 10.8
hectáreas de superficie, y otra al sureste de 7
hectáreas de superficie aproximadamente; terrazas que se encuentran rodeadas en
algunos puntos de materiales coluviales, y en otros puntos a su vez han
generado coluviones ladera abajo, naturales o provocados por la acción minera.
Estos procesos, unidos a la actividad minera hacen que sea difícil calcular su
extensión y su potencia, ya que se puede decir que la mina hizo desaparecer la
terraza en su mayor parte, observando actualmente unos pocos restos y
materiales provenientes de las terrazas, pero mezclados con otros materiales. A
pesar de ser difícil calcular el espesor de la terraza, en algunos puntos
concretos se observan potencias cercanas a los 15 metros.
LAS
LABORES MINERAS
Morfológicamente nos encontramos ante una serie de
socavones sin aparente planificación, pero que sistemáticamente han ido
excavando los restos de la terraza fluvial hasta hacerla desaparecer casi por
completo, dejando en su lugar los típicos y característicos montones de piedras
y escombreras, reconocibles incluso en la toponímia del lugar con el nombre de
“medos” (en este caso cantos rodados de tamaño pequeño y medio), producto de la
selección manual, cribado y lavado de los materiales. Por su parte, anexos a
las áreas extractivas, tenemos dos amplios valles que muestran a nuestro juicio
una marcada artificialidad y que podrían corresponderse con las zonas de lavado
de los materiales finos.
Cada uno de los socavones citados tiene una zanja
de acceso, desalojo o quizás canal de desagüe y posiblemente otro para aporte
de agua, aunque como veremos la utilización de agua en este tipo de minas
posiblemente fuese muy restringida. La técnica empleada para obtener el mineral
era realmente sencilla, complicada solamente por el volumen de tierra que había
que procesar. El trabajo se limitaba a la excavación, selección y cribado del
material de las terrazas en la propia excavación y al posterior lavado y
bateado de las arenas para separar el metal, sería en este último momento
imprescindible el concurso del agua aunque no necesariamente en grandes
cantidades tal como hemos podido comprobar en nuestras experiencias con el
procesado de materiales, resultando incluso contraproducente una corriente de
agua incontrolada o excesiva.
Hay por lo tanto dos áreas de explotación
diferenciadas separadas por un acho valle y otro amplio valle hacia el NO que
muestran una disposición artificial no solamente por sus formas excesivamente
regulares y amplias, sin que existan signos de encajamiento en los pequeños
cursos de agua que por ellos discurren, sino también por su perfil longitudinal
escalonado, descrito por Domergue como un indicio de espacio dedicado al lavado
de oro por decantación, filtrado y bateo.
ENCUADRE
HISTÓRICO.
Actualmente la mina está cubierta por una variada
vegetación que dificulta notablemente una visión de conjunto de la explotación que
se ubica en unas lomas localizadas entre la curva de nivel de 335 m y los 360 m.
Cronológicamente situamos esta mina en época
romana por una serie de razones que expondremos a continuación. En primer lugar
y sobre el terreno es evidente la similitud de los trabajos de Ramirás con
otros adscritos al mundo romano localizados en Laias, Arnoia, Crecente y
Cortegada por citar ejemplos relativamente cercanos, o como la mina de Os Medos
(Maceda, Ourense) que aprovecha los materiales aluviales del mismo río Arnoia
aguas arriba, conformando si no la mayor, una de las minas romanas de tipo
secundario con más extensión de la provincia de Ourense.
Como en algunos de los casos citados, en esta mina
de O Viso (también) se aprovechaban los restos de antiguas terrazas fluviales
originadas en esta ocasión por el río Arnoia. Es por lo tanto como indicamos
una explotación de tipo secundario en la que se obtienen el mineral mediante el
lavado de los materiales que forman las terrazas, los cuales con una potencia
de entre 3 y 15 metros
en las zonas más favorables, han permanecido en las áreas más elevadas lejos de
la acción erosiva de las corrientes fluviales.
La mina de O Viso a pesar de su extensión no aparece
recogida en la cartografía ni hay referencias conocidas sobre su explotación,
tampoco se recoge en El Catastro del Marques de la Ensenada ninguna
referencia a explotaciones mineras en la zona.
Al contrario que otras minas cercanas (Serra do
Seixo y Escudeiros), esta no fue re-explotada en épocas recientes, especialmente
durante la Segunda Guerra
Mundial momento álgido de la minería en esta comarca, pues la fotografía aérea
de 1956/57 (“vuelo americano”) ya nos muestra un espacio abandonado y
parcialmente aparcelado sin rastro alguno de aprovechamiento minero. Por otra
parte el contraste que ofrece el paisaje minero de las explotaciones de
Escudeiros y las de O Viso es notorio a simple vista, evidenciando no sólo la
utilización de métodos de trabajo absolutamente distintos y el beneficio de
diferentes minerales, sino también y como consecuencia de lo anterior una
cronología dispar.
En nuestro caso y por el momento no hemos
localizado vestigios de construcciones o asentamientos vinculados directamente con
la explotación de este yacimiento, si bien la existencia de fortificaciones
castreñas en las proximidades podría tener una relación con la mina. Lamentablemente
la falta de trabajos específicos en los asentamientos castreños no permiten más
que especular sobre los momentos de ocupación, si bien se citan restos romanos
en los enclaves catalogados de Seoane y Os Chenlos en Gomesende, relativamente
próximos a O Viso y también el ara de Zaparín en Cortegada.
Al otro lado del río Arnoia, muy próximos a la mina, tenemos los asentaminetos
de Os Castros y O Coteiro. Profundizando en la presencia romana en esta área,
se sugiere el paso de una “vía secundaria” próxima a las minas que enlazaría la carretera Bracara Augusta-Asturica
Augusta con una hipotética ruta paralela al Río Miño, aunque no se ha podido
demostrar su existencia por el momento. Más recientes serían los posibles
itinerarios medievales y
caminos modernos que se aproximarían a la zona. Por nuestra parte hemos
prospectado los ayuntamientos próximos de Gomesende y Pontedeva, y
aunque hemos localizado otra posible explotación romana en O Dorno anexa a un “castro”
catalogado durante los trabajos de prospección, no hemos podido confirmar la
existencia de una ruta romana, al menos no con la estructura que se espera de
ese tipo de itinerarios.
Para más información:
Juan Manuel González Carballo y Eduardo González Clavijo. Boletín Auriense Tomo XLV, Ourense 2015, págs 41 a 60